top of page

El abandono físico y emocional.

Las consecuencias de los malos actos de nuestra sociedad.

España es el país de Europa que más abandona a sus animales de compañía.

Miles de estos perros tienen la suerte de ser recogidos en distintos centros: albergues, refugios y protectoras; el resto sufren peor destino.


Muchos son los socios, voluntarios y personal que colaboran de distintas formas en estos centros compartiendo el mismo objetivo: cambiar el futuro de los perros recogidos, mejorando su calidad de vida y buscándoles un nuevo hogar donde ser felices.


La gran mayoría de los perros abandonados muestran los efectos del maltrato físico o la renuncia humana en sus cuerpos, pues están heridos o enfermos pero todos ellos sufren las consecuencias del desamparo humano en su interior, pues padecen el llamado "Síndrome del Abandono": perros recogidos, no necesariamente de la calle, que han vivido una situación de abandono físico y emocional con elevados índices de estrés.


La acción de abandonar supone: dejar, desamparar, desasistir, desatender, desentenderse, descuidar, ceder, renunciar, desistir y marcharse.


No olvidemos que el abandono es un maltrato, y como tal, es siempre una forma de violencia, es ser desatendido, arrancado o expulsado de la familia humana y, al mismo tiempo, es romper drásticamente el vínculo perro - humano. Como todo acto de violencia, genera una serie de secuelas psicológicas en los perros que la sufren.


Quienes son abandonados experimentan el sentimiento de miedo en sus más altos niveles. Y, ese terror, que les ha hecho preocuparse y temer por sus vidas, es el que provoca una reacción o respuesta en su organismo en forma de estrés, en un intento por: adaptarse y sobrevivir a la nueva y difícil situación.


Al igual que las personas, no todos los perros gestionan de la misma forma la angustia por el abandono. Cada individuo es único, con sus propias vivencias, experiencias y personalidad. Por eso, algunos perros se ven más afectados que otros, o bien, exteriorizan sus miedos de diferentes modos: irritabilidad, ladridos excesivos, comportamientos agresivos, ... todos basados en el miedo.


Haciendo un ejercicio de empatía con los perros abandonados, podemos entender cuál es su estado emocional:


  • Maltrato y violencia: Sólo el hecho de abandonar (física o emocionalmente) es una forma de violencia.

  • Niveles de estrés y sentimiento de miedo elevados: experiencia traumática.

  • Ruptura del vínculo del humano con el perro.


Si a ésto, le añadimos que sus experiencias con los seres humanos han sido desagradables o bien, poco placenteras, es normal que muestren comportamientos de amenaza ante la presencia de personas (el miedo va creciendo).


Cuando queremos ayudar a alguno de los perros recogidos en albergues, refugios o protectoras, instintivamente queremos entrar en su chenil, acercarnos a él, acariciarlo y abrazarlo. No le damos tiempo a que nos conozca y confíe en nosotros, ni le damos espacio para que se sienta seguro, tampoco le damos opción a que sea él quien tome la iniciativa en conocernos. Sin darnos cuenta, invadimos su círculo o espacio de seguridad. Y, si no somos experimentados conocedores del lenguaje canino: señales de calma y apaciguamiento, con las que el perro nos advierten educadamente de su malestar ante nuestra presencia, lo más seguro es que nuestra integridad física corra peligro.


En estos casos, aunque nos parezca que de nada sirve nuestra ayuda, ... ¡nuestro papel es de gran importancia! Podemos restablecer el vínculo roto por el ser humano con terapia: haciendo compañía al perro. No entres en el chenil. Siéntate fuera y lee un libro en voz alta, en un tono suave. De este modo, aprenderá a que no debe preocuparse por la presencia del humano, está conociendo a una persona educada y amable con él, y además, no nos verá como una amenaza de la que deba defenderse.


En la vida, todos nuestros actos tienen consecuencias...

Publicaciones Destacadas:
Últimas Publicaciones:
Buscar Publicaciones:
Síguenos:
bottom of page